Wednesday, February 19, 2020

MI HERMANO ES UN ÁRBOL


MI HERMANO ES UN ÁRBOL

Mi hermano es un árbol
En cada uno de sus estados
Sería lógico acaso
Una cascada de Imágenes
O un sumario comprensible
Partir en la enumeración
De una semilla
un brote
La fuerza y potencia
Que desde la tierra
Lo impulsa hacia la luz
en los altos tallos
Otro hubiese acudido al símbolo
A la analogía del diseño
O al mito del lar divino
Mas
cuando digo con convicción
Mi hermano es un árbol
Me refiero a cierta extraña
Dignidad del Caos presente en él
A los trozos de madera
Recogidos en un paseo cavilante
En la playa al atardecer
Y que larga y lentamente
Fueron corroídos y suavizados
Por el oleaje y la espuma
A la deriva en altamar
Escucho el golpe del mazo
En los pilotes de basas añosas
Fundamentando el puente de un sueño
Hacia orillas lejanas o inexistentes
Millares de muebles destartalados
Que hablan del habitar
Del yerro y la brecha
Entre la idea y la obra
Virutas / volutas /astillas / aserrín 
La dimensión infinita del juego
De la imaginación fecunda de la infancia
En guerra sin tregua
Contra el miedo 
la forma y la medida
¿Cuanto aroma? ¿Cuanta palabra?
¿Cuanto color? ¿Cuanto alboroto?
En el bosque tupido
Donde solíamos perdernos
Cuando sólo seguíamos la voz interior
susurros y cantos espléndidos e invisibles
Nos dejábamos guiar libremente
Por la algarabía de las aves e insectos
Luchando y resistiendo
La inminencia de la muerte
Entre el follaje y su vaivén silbante
Amábamos un documental triste
Del tallador Steiner
En su éxtasis solitario / poderoso
Y frágil en la inmensidad
En la penumbra delirante Del taller
Como en su desquiciado vuelo
Arrojado a los abismos
Los remos crujen al alba
Como una paradoja no entendida
Ante la resistencia de una laguna quieta
Ante la pequeña fortaleza
de la juventud desbordada
Así también crujen los mástiles
Con los velámenes henchidos
Y la memoria rigurosa y lúdica
De partes como jarcias trinquetes
Gavias cordámenes y anclas
Que transportaban los corazones
Hacia la fiebre de la aventura
Ser árbol podría parecer una opción
Pero es la corrección del plan
Que impone el azar y lo desconocido
A la voluntad de llegar a ser humano
Mi hermano es un árbol
Sigo repitiendo en letanía
y me secunda el eco de una iglesia
Cercana y familiar
Sólo se oye una música primordial
Una percusión frenética de troncos
Macizos o escarbados por el pedernal
El tañir dulce/ narcótico y sensual
De las cuerdas resonando
En caparazones talladas y curvadas
Que fijan la forma en la maternidad 
En la voluptuosidad de los cuerpos
Y cada instrumento es un desierto
Con dunas sinuosas
pulsadas por la incertidumbre
O ventanas y puertas entornadas
Por las que atraviesa
La música divagando y sin jamás
En ningún tiempo decidir
Si ya ser sonido o silencio
Mi hermano es un árbol
Y el hacha y el caldo de su savia
Su sangre contiene el frío 
Una violencia neutra y natural
Y la necesidad de talar e incendiar
O la necesidad cuestionable 
Del papel y la duda y la tristeza
Del que escribe afiebrado
E intenta no hacerlo en vano
Mi hermano arde en una pira
De leños secos recogidos
Con afán inútil y perdido
Se inflama con hojarasca
E Ilumina la noche pesada
de este mundo fatuo
Sonroja con su crepitar
Y hay más vida en este calor
Que en la propia vida
Y hay más humanidad
En el humo fragante y arbóreo
Que en la palabra espíritu
Mi hermano es un árbol
Y es verdad y mentira
Y error y probabilidad
En el bosque de su amor
Se mece a veces con calma
Otras amenazante y enérgico
Como un número solo
En la dignidad indescifrable
Del Caos

A Enzo Estrada sentados en silencio frente al fogón
1 de Agosto de 2018

HACER ES SER (APUNTES DE DIARIO)


Cualquier relato puede Borgiana o Kafkianamente remontarse hasta el origen de todo o hasta la incertidumbre absoluta e incluso a la duda total o a la improbabilidad de determinar la diferencia entre realidad y ficción.
A veces es el orgullo o la vanidad quienes construyen o visten el esqueleto narrativo que la memoria en su imprecisión no logra rematar por la la extrema minuciosidad y detallismo que exige una historia para instalarse en el inconsciente del lector como si fuese parte de él y de su propia vida y fluya el sentido de la literatura a través de un otro hasta difuminar en la intrincada trama el límite entre uno y otro.
Mi historia fue de éxtasis de rapto y contemplación mientras observaba el cepillado de una cubierta de mesa entarugada y encolada.El movimiento constante y concentrado que iba nivelando la superficie borrando las uniones de los viejos tablones rescatados de una demolición el olor de la madera noble y añosa emergiendo desde su interior con cada cepillada las vetas que se definen y contrastan con la pulpa seca y poderosa que quizás recuerden las heridas o cicatrices quizás la memoria de lo que vió y vivió un árbol antes de ir a parar allí en esa faena estricta y acompasada de un mueblista experimentado y prolijo.
Recordé la isla Quinchao y a mi  en esa misma faena aprendiendo con dolor un oficio para el que me sentía síquicamente incapacitado. Recordé las horas de práctica nivelando y afilando toritos y garlopas dormir con los brazos y hombros inmovilizados por la fatiga y en la paradoja del dolor totalmente anestesiado al atravesar los límites del esfuerzo. Cepillaba con rabia con pena con una ira ciega que me impedía sentir y comprender lo que estaba haciendo y verdaderamente aprendiendo.
Un cura con el que solía desayunar me dio a entender que el entrenamiento de un oficio manual o corporal servía como base para el aprendizaje del oficio espiritual. Hacer con las manos enseña a hacer con las almas me decía en un minuto en el cual yo sólo percibía mi circunstancia de fuga y desgracia y que pensaba que la lluvia pesada y la grisalla del cielo eran sólo para mi.
Llegué a calmarme en esa tarea de cepillar y cepillar cubiertas de mesa hasta desgastarlas casi totalmente en virutas que me parecían tan infinitas por su forma espiral y que cada vez conseguía con menor esfuerzo y en espesores más finos que iban dando cuenta de que estaba adquiriendo una destreza. Pero no era un resultado lo que yo buscaba en esa madera no era una perfección ni siquiera una atención si no al contrario un rapto de la realidad una cadencia que me sumía en la hipnosis y me llevaba al vacío de no pensar , no sentir y no ser. Hacer me hacía morir y gastaba el tiempo que me quedaba hasta que prosaicamente aparecía mi maestro y me devolvía al mundo con vehemencia “ ¿que mierda estás haciendo? Más bueno queda malo!!!!!!” Y yo resignado a la evaluación y al sentido de utilidad que tenía mi hacer daba por terminado lo que deseaba internamente fuera mi propio castigo de Sísifo.
Siempre creí que debía ser escritor pero el miedo y un pudor absurdo me alejaron de ello. Contrariamente a la mayoría de los escritores pensaba que no merecía el derecho a consagrar mi vida a la literatura y aun cuando la poesía consumía mi vida como una fiebre y un alud de excesos yo seguía viendo este hacer como algo a lo cual me vedaba. Nunca creí que tuviera don o valor alguno y si admitía alguna pequeña capacidad la encontraba por cierto insuficiente para el gran arte de la literatura y así seguía tomando en cada momento la bifurcación que me alejaba de mi mismo sin saber o pecando de la ingenuidad de no comprender que el destino de un hombre es ineludible y en el cual la voluntad tanto acierta o yerra para que se cumpla ese destino.
No sé si lo mencioné pero soy empresario y en teoría exitoso tampoco sé si lo mencioné pero soy adicto a la cocaína. Estaba esperando a mi dealer en el portón de la bodega de nuestra empresa y era allí que estaba el Toño cepillando la cubierta de mesa que le encargó uno de mis socios para su nueva cocina.
Pensé en lo bueno que debe ser necesitar una mesa tan linda y poder tenerla y ocuparla. Hice tantas en mi vida. Hice una para mi una vez con esmero especial y dedicado diseño y fineza ya que me gustaba pasar días a la mesa sentado escribiendo o imaginando que escribía. La regalé a mi hermano. Dejé de escribir durante muchos años . Solo vivía y hacía sin saberlo de mi vida un libro acaso un poema que cada vez que comenzaba a interesarme o emocionarme lo sofocaba con una buena dosis de droga que me devolvía al rapto inconsciente del vacío y la paz casi de muerte que me provoca hacer los mayores afanes sin ninguna utilidad.

Wednesday, February 12, 2020

LA PALABRA LLUVIA DEBE CAER COMO LA LLUVIA




LA PALABRA LLUVIA DEBE CAER COMO LA LLUVIA

La palabra lluvia debe caer como la lluvia.
Y la palabra cielo debe flotar 
alrededor de las aves y los astros.
La palabra tiempo debe venir
desde la lejanía sin memoria
y detenerse como un instante
durante toda la eternidad.
La palabra vida brota en un alto manantial,
se despeña entre acantilados, 
se estremece y convulsiona,
se apacigua y es vadeada.
Alimenta y transporta su caudal
con poderío , violencia y ternura
hasta llegar al mar.
Se hace ola, espuma y estallido.
Desde el horizonte se levanta
como una venganza insaciable
que retorna una y otra vez
hacia las altos glaciares y cumbres,
para volver a escurrir
en la rueda del destino.
Las palabras amor y muerte
no deben ser dichas
porque no son palabras