Un hombre se hace en silencio
Desperté y todo era horizonte.
Estoy muerto
sin embargo recuerdo mi sueño.
Desde antes de nacer
ya era una fuerza,
un deseo de vida,
un alma cercana.
Brillé en el lecho de un río.
Fuí el oro que se hizo pan
y locura sin fatiga.
Dancé en los trigales
barridos en desorden
por el viento del verano.
Fuí un bastón tallado
luego de una siesta
bajo un manzano fragante.
En el fuego de la fragua,
en el furioso martilleo
sobre el yunque
forjé los metales.
Escurrí como lluvia
por entre el musgo de las tejas
y los muros de adobes.
Arrasé hecho granizo
con los aromos en flor.
Amaba estilar lentamente
de los remos a una laguna calma
o deslizarme al alba
en las gotas de rocío,
hoja por hoja,
pétalo por pétalo
en bosques y pastizales.
Nadé intensamente en el mar,
azotando sin piedad los roqueríos,
haciendo girar las algas
en el vaivén de la espuma.
Una potencia constante.
Una inmensidad a veces bella,
a veces terrible.
Me contuvo un rácimo de uvas mágicas
que emborrachó a todos los dioses.
Cada grano un universo,
una idea, el amor, caos y tiempo,
misterio, miedo y alucinación.
Un haz de luz en las catedrales.
Un haz de luz en los calabozos.
Un haz de luz en los bosques.
Un rayo en la mirada del jaguar.
Jugué al infinito y al extravío
entre las estrellas y los números.
Un error de tipografía,
una burbuja en el cristal,
una falsa puntada en el telar,
una broma que acabó en tragedia,
un desencuentro y una partida indeseada.
Castigos gratuitos y tareas no hechas.
Fui la desobediencia
y el asomo de verdad en la mentira.
Una máscara en la comedia humana,
la sonrisa que se refleja
en el puñal del traidor
como un beso rutinario.
Fui todo lo que se olvida
de pesadillas y sueños.
La clave que abriría
todas las puertas,
el rostro del asesino,
el poema perfecto
que la memoria irónica
y dolorosamente oculta.
Algo faltaba.
Había fondo y forma.
El sol parecía real
pero no había palabra
que me designara.
Siendo colmillo,edificio,
música, abrazo y galaxia;
todo lo imaginado
y la palpitante historia,
poco significaba sin nacer.
Yo alma
joya alabada y exenta de sacrificio,
ni reí ni lloré.
Me hice hombre en silencio.
Aún recuerdo el sueño.
Estoy vivo.
Esa es la única verdad.
lastarria
31.07.08
a germán segundo, a elsa berta aurora, a bruno, a los que viven por dentro.
Estoy muerto
sin embargo recuerdo mi sueño.
Desde antes de nacer
ya era una fuerza,
un deseo de vida,
un alma cercana.
Brillé en el lecho de un río.
Fuí el oro que se hizo pan
y locura sin fatiga.
Dancé en los trigales
barridos en desorden
por el viento del verano.
Fuí un bastón tallado
luego de una siesta
bajo un manzano fragante.
En el fuego de la fragua,
en el furioso martilleo
sobre el yunque
forjé los metales.
Escurrí como lluvia
por entre el musgo de las tejas
y los muros de adobes.
Arrasé hecho granizo
con los aromos en flor.
Amaba estilar lentamente
de los remos a una laguna calma
o deslizarme al alba
en las gotas de rocío,
hoja por hoja,
pétalo por pétalo
en bosques y pastizales.
Nadé intensamente en el mar,
azotando sin piedad los roqueríos,
haciendo girar las algas
en el vaivén de la espuma.
Una potencia constante.
Una inmensidad a veces bella,
a veces terrible.
Me contuvo un rácimo de uvas mágicas
que emborrachó a todos los dioses.
Cada grano un universo,
una idea, el amor, caos y tiempo,
misterio, miedo y alucinación.
Un haz de luz en las catedrales.
Un haz de luz en los calabozos.
Un haz de luz en los bosques.
Un rayo en la mirada del jaguar.
Jugué al infinito y al extravío
entre las estrellas y los números.
Un error de tipografía,
una burbuja en el cristal,
una falsa puntada en el telar,
una broma que acabó en tragedia,
un desencuentro y una partida indeseada.
Castigos gratuitos y tareas no hechas.
Fui la desobediencia
y el asomo de verdad en la mentira.
Una máscara en la comedia humana,
la sonrisa que se refleja
en el puñal del traidor
como un beso rutinario.
Fui todo lo que se olvida
de pesadillas y sueños.
La clave que abriría
todas las puertas,
el rostro del asesino,
el poema perfecto
que la memoria irónica
y dolorosamente oculta.
Algo faltaba.
Había fondo y forma.
El sol parecía real
pero no había palabra
que me designara.
Siendo colmillo,edificio,
música, abrazo y galaxia;
todo lo imaginado
y la palpitante historia,
poco significaba sin nacer.
Yo alma
joya alabada y exenta de sacrificio,
ni reí ni lloré.
Me hice hombre en silencio.
Aún recuerdo el sueño.
Estoy vivo.
Esa es la única verdad.
lastarria
31.07.08
a germán segundo, a elsa berta aurora, a bruno, a los que viven por dentro.